jueves, 4 de octubre de 2012

ENTRADA 8: Último fin de grabaciones.

 
Después del estrés del disco duro y la posible pérdida del material que llevábamos hasta este momento, no nos quedaba de otra que seguir con el plan establecido. Así que aquí comienza la narración de lo que fue el tercer y último fin de semana de grabaciones. 

En esta ocasión comenzámos el sábado introduciéndonos nuévamente en el desierto, pero no fue la tierra ni los paisajes soleados de Cerro de San Pedro, ni tampoco el alejado y frío Real de Catorce. Ahora tocó el turno a los espacios abiertos a lado de la carretera que conecta San Luis Potosí con el Santuario del Desierto, ubicado en la comunidad de "Los Capulines" en el municipio de Mezquitic. 

Llegamos por la mañana y nos pusimos a trabajar. El reto era tener varios momentos del viaje de los personajes en la carretera, así que, a pesar del frío mañanero, los actores comenzaron a repasar sus líneas mientras se vestían y maquillaban, al mismo tiempo que el equipo de producción acomodaba el encuadre planeado previamente y quitaba algunos elementos que estaban de más en el lugar.

Escena uno, escena dos, escena tres. El día transcurría de forma ordenada y pasabamos de un emplazamiento a otro, grabando desde conversaciones sexuales y llamadas de celular hasta una que otra luchita entre Pablo y Marco, los personajes, tirados en el suelo ocre y lleno de tierra.  Al llegar al medio día, el sol estaba en todo su esplendor, aún quedaban algunas cosas qué hacer antes de la comida, así que el equipo se apresuró para tener el trabajo realizado. Cabe señalar que en esta ocasión, el productor, después de tanto prometerlo, por fin llevó un par de sombreros para cubrirnos del sol, bien dicen por ahí que "más vale tarde que nunca".


Al terminar la primer parte del día, lo que hicimos fue trasladarnos al Santuario del Desierto que estaba relativamente cerca. Ahí nos acomodamos y nos dispusimos a comer. El director, o más bien, la madre del director se lució con los alimentos del día, baguettes gigantes para todos, y cuando decimos gigantes lo decimos literalmente. Así que con una plática relajada y a la sombra de unos árboles nos comimos aquello que se sintió como un manjar después del sol y el cansancio.

Lo siguiente fue cubrir con tela negra el coche que aparece en la película como el transporte de ambos hacia Real de Catorce. Ésto con el fin de evitar los reflejos en los cristales y también de procurar tener el mismo tipo de luz todo el tiempo, ya que estaríamos ahí un rato largo y el cambio de la posición del sol podría afectar en términos de continuidad.  Así que los actores se subieron al coche y mientras una persona movía el coche y otra reflejaba la luz a distancia, director, fotógrafo, sonidista y actores nos dispusimos a capturar las conversaciones de los actores mientras avanzan por la carretera. 

De ahí regresamos al desierto, hicimos que los actores caminaran en círculos, que uno de ellos terminara sin camisa, que discutieran culpandose por sentirse extraviados. Algunas de estas cosas bastante sencillas. Otras, como la última escena un poco más complicada, porque se trataba de un planosecuencia largo en la llamada hora mágica, que no es más que el momento en que el sol está a punto de meterse en el horizonte y desaparecer, ese momento en que la luz que baña el paiaje puede confundirse incluso con la luz del amanecer.  Pero al final, el día terminó con el trabajo realizado, sabiendo que Cerro de San Pedro esperaba para cerrar con broche de oro nuestra grabación. 

Y así fue. Trepados en la camioneta-casa del equipo de producción, salimos la mañana del domingo hacia Cerro de San Pedro. De lo que allá sucedió haremos un resumen, ya que no podemos contarles demasiado:

Hubo golpes, sangre, esfínteres necesitados, llanto, gel antibacterial, exfoliante, conversaciones en las rocas y bajo el sol, Fruit Loops, leche, muerte, locura, confesiones y desesperación. A la par, el productor observaba las escenas desde su silla de campo, el sonidista se peleaba con el viento, los actores se convirtieron en asistentes de maquillaje, el director se comía una caja de cereal, el asistente de producción ayudaba con los registros de sonido y el plan de trabajo, el fotógrafo se cubría del sol y Cerro de San Pedro se reía de nosotros. Para ese momento, el equipo se había acostumbrado a una dinámica que propiciaba la realización del rabajo de una forma rápida y concreta.  Ya lo verá usted en la película.




Al final del día, la noche llegó en Cerro de San Pedro. Cansados y satisfechos nos dispusimos a beber las cervezas que el productor fue a comprar una hora antes de terminar, todo con el fuerte compromiso de festejar el fin de grabación. Una buena y grata experiencia la de ese fin de semana. Ahora a esperar el proceso de montaje, del cuál ya les estaremos contando en unos días. Mientras tanto, les compartimos un pequeño detrás de cámaras, editado con momentos de los diferentes días de grabación, por ahí podrán identificar algunas imágenes que son material real de la película. ¡Échenle un ojo!

jueves, 20 de septiembre de 2012

ENTRADA 7: Del cine independiente a una llanta ponchada.


Antes de proceder a platicarles sobre el último fin de grabación, hagamos una pausa. Sí, un breve detenimiento para de nueva cuenta hablar de esto que es el cine, más específicamente, del cine independiente.

¿Qué es el cine independiente? Básicamente es todo aquel cine que se produce sin depender o subsidiarse de grandes empresas o fondos importantes que financian los proyectos y que por ende en muchas ocasiones encomiendan películas “bajo encargo”. Por lo tanto, lo que resulta de esto, tiende a caer en los clásicos clichés artísticos que en muchas ocasiones no provienen de la guisa o gusto de los creadores y ejecutores del producto que finalmente es puesto en cartelera.

En otras palabras, el cine que NO es independiente, por lo regular tienen como principal prioridad el llevar a la pantalla grande obras que garanticen –o por lo menos hagan su mejor intento de hacerlo- la acción de compra del público, esto es, que les nazca adquirir su boleto y entren a ver la película.

Realmente, para el caso de la industria cinematográfica mexicana no aplica del todo aquel esquema (que más bien es existente en Hollywood) debido a que la audiencia mexicana difícilmente prefiere lo producido localmente y en consecuencia la gran mayoría de las producciones nacionales no llegan a sufragar los costos que implicó su producción. Si tuviéramos que dar un promedio de costos, les diríamos que una película “digna” de ser exhibida en Cinépolis o Cinemex, en el sentido de calidad rentable, oscila entre los 15 y los 30 millones de pesos. La diferencia básica entre lo que en México sería una producción independiente o no, radica primordialmente en si se tuvo acceso a los fondos y estímulos que el gobierno licita. Entiéndase FIDECINE, EFICINE, FOPROCINE, entre otros.


Es osado decirlo, pero es a la vez válido sugerir que una producción mexicana independiente se distingue por ser aquella en la que la película es producida sin ninguna tajada de los anteriores programas y/o apoyos. En lugar de eso, los recursos son conseguidos a través de préstamos de privados, con recursos propios, hipotecando inmuebles, beneficiándose de algún filántropo o asociación filantrópica, etc. Y por supuesto, aún con lo anterior, sólo se tiende a obtener una fracción del tipo de cantidades que se obtendrían al lograr el acceso a los programas ya mencionados.

En el sentido estricto, PEYOTE nace así, con un financiamiento generado a través de recursos propios. Con el simple afán de producir nuestro primer largometraje. Sin embargo, hablar de "El Cine Independiente" nos obligaría a llevar más a fondo este texto, a abordar con mayor detalle sus características. En ese sentido dejaremos el tema hasta aquí para, en otra entrada, profundizar más sobre el mismo y contarles ahora la tragedia por la que atravesó PEYOTE antes del último fin de grabación.



¿A qué nos referimos con esto? PEYOTE, siendo una producción independiente (independientísima), tuvo su momento de caos y tristeza. Antes de comenzar la grabación del tercer fin de semana, la que pronto les contaremos, el material respaldado en un disco duro y en una computadora simplemente hizo "kaboom". Sí, desapareció cual acto de magia del malvado destino. ¿Qué sucedió? Primero, el disco duro dejó de funcionar, ninguna de las computadoras lo reconocía, ninguna detectaba su existencia. El director, estresado y considerando el suicidio como una opción, fue a la computadora para revisar que el material respaldado estuviera en su lugar y cual Ley de Murphy, las carpetas estaban vacías. Sí, lo único con lo que se contaba era aproximandamente con un día de grabación. Uno de cuatro. 

Después de agotar las opciones en San Luis y descubrir que la falla del disco era méramente mecánica no quedó otra opción que enviarlo a un laboratorio en el Distrito Federal. Un laboratorio cuyo trabajo, en una primer instancia, duplicaría los gastos ya realizados para la producción de la película. Sin embargo, el plan de trabajo siguió y nos aventuramos a terminar de grabar el último fin de semana, a la espera de que desde la Ciudad de México nos hicieran saber que todo el material estaba intacto.


Pasaron los días y la única cosa que decían las personas del laboratorio era: "Ninguna computadora detecta los datos del disco, seguiremos trabajando". Así, como tragedia de último momento en una película de suspenso. Tuvo qué transcurrir un mes prácticamente para que la frase se cambiara por una más alentadora: "Ya detectamos el material y lo hemos rescatado, bueno sólo alrededor de un 80% está a salvo, lo demás se perdió". A pesar de la noticia con su elemeto negativo, eso era un alivio, después de considerar que si el material se perdía tendríamos que regrabar. Ahora sí, sólo faltaba que el director revisara lo rescatado y nos dijera qué es lo que teníamos qué hacer de nuevo. Por cierto, el precio por la hazaña ejecutada en el DF se redujo a la mitad. Gastos que se solventaron de una forma bastante benéfica para nuestra producción y que luego les contaremos, o mejor dicho, que descubrirán en los créditos de nuestra película.




Y antes de que le des "cerrar" a la ventana, te regreses al facebook o cambies de página, te compartimos una situación graciosa por la que el director, productor y fotógrafo de PEYOTE pasaron en uno de esos viajes de producción pequeña. Situación que podría titularse de la siquiente manera: 

"Para ser productor de una película independiente, hay qué saber cambiar una llanta".





P.D.  "... y para ser director no es necesario saber cambiarla".


lunes, 3 de septiembre de 2012

ENTRADA 6: Día 2 en Real de Catorce (4º día de grabación)

Dormir en un hotel en el desierto potosino, en un pueblo mágico, haciendo lo que uno ama suena a una especie de fantasía que sólo se da en los sueños. En el caso de PEYOTE no fue distinto. El día dos de grabaciones en Real de Catorce comenzó a las siete de la mañana. Domingo turístico y helado. Después de una corta y fría noche el equipo se puso a trabajar sabiendo que era crucial terminar temprano para poder estar de regreso en San Luis Potosí.


La primera parte del día la pasamos cerca de la Parroquia de la Purísima Concepción, en la cual se encuentra la imagen de San Francisco de Asís, también conocido como "Panchito" o “El Charrito”, uno de los atractivos turisticos del lugar.  Grabamos exáctamente en la fuente que está unos metros hacia arriba de la entrada de la iglesia. 

Ahí recibimos el sol de la mañana y unos ricos tamales de desayuno, conseguidos por nuestro productor. Alimento que Carlos Luque recibió alégremente, mientras su estómago desvelado y exigente imploraba por matar la cruda obtenida la noche anterior. Cabe resaltar que nuestro actor tuvo la oportunidad de adentrarse en las calles del pueblo hasta las cinco de la mañana y durmió poco menos de dos horas. Sin embargo estuvo al pie del cañón durante las grabaciones, dormitando por momentos, mientras el equipo se acomodaba y sin titubeos cada que escuchaba el "acción" cantado por el director. Eso sí, después del "corte" a buscar la sombrita y un espacio para acomodarse. Bendita sea la cruda y benditos los tamales con café de la mañana.

Otra de las cosas recordables de ese día fue cómo nuestro productor sigue aumentando la cantidad de créditos con los que aparecerá en la película. Ya que en la secuencia grabada en la fuente, descubrimos que era importante aprovechar los regalos que la naturaleza y las migajas de los tamales habían traído a la producción. Un grupo de palomas que merodeaban en busca del desayuno. Así que después de determinada frase de los actores, Ulises Castillo (productor, asistente de dirección, asesor lingüistico y ahora entrenador de animales para cine) movía con esmero su chamarra y espantaba a las aves que tontamente volaban atravesándose en el cuadro y embelleciendo la toma. Ésto se realizó varias veces, ya que los plumíferos regresaban siempre al mismo lugar, como buscando sus cinco minutos de fama. 

De la fuente vino el momento en le que había que convertir a alguna persona del lugar, o que habitara en el pueblo, en actor. Ya que la historia requería de un vendedor de pulseras y colgantes. Así que  nuestro productor realizó su tarea de casting rápido y funcional y consiguió a una joven que colocaba su puesto de recuerdos y pulseras a lado de la plaza de Real de Catorce. Xochitl es el nombre de aquella que aparecerá en PEYOTE y que muy amablemente cooperó prestándonos su presencia y su puesto.


Seguimos con el plan del día, grabando calles, caminadas, conversaciones. Y para placer y goce de todos se llegó la hora de la comida. Hasta ahí, todo tranquilo. Pero como es costumbre, algo tenía qué darle el toque mágico a las cosas y el clima se encargó de eso. La lluvia de dejó venir enmedio del pueblo rodeado de desierto. Una lluvia que nos retrasó casi una hora y que nos hizo recordar lo que es tener frío en la humedad del hotel y con el sonido del aguacorriendo por las calles.

Cuando por fin la lluvia nos dejó trabajar, vinieron los turistas al cuadro. En el desierto de Real de Catorce, un lugar importante en la historia, las personas empezaron a saludar a la cámara durante la grabación. A meterse en cuadro cuando se suponía que los personajes estaban solos. Hablar mientras el sonidista se estresaba. Todo eso fue retrasando aún más el día. Finalmente el plan de trabajo terminó marcado y todo se cumplió. A pesar de la lluvia, la cruda de Carlos, el cansancio del equipo y los turistas con sueños de fama.

Regresamos a San Luis Potosí con ganas de volver al Altiplano potosino e internarnos en una acampada a la mitad del desierto. Ojalá que se cumpla pronto.

Hasta aquí la crónica del segundo día en Real de Catorce. Esperen la próxima entrada, porque la tragedia más grande que puede pasarle a un equipo de producción tan pequeño sucedió. Pero eso vien pronto y viene fuerte.


crudo, da.
(Del lat. crudus).
...
14. adj. Méx. Dicho de una persona: Que tiene resaca al día siguiente de una borrachera.
15. f. Guat., Hond. y Méx. resaca (malestar por haber bebido en exceso).











viernes, 10 de agosto de 2012

ENTRADA 5: Rumbo a Real de Catorce

Después del primer fin de semana lo que seguía era el viaje más importante de la producción, el crew debía trasladarse a uno de los dos Pueblos Mágicos de San Luis Potosí: Real de Catorce (el segundo se encuentra en la Huasteca potosina, Xilitla).

Después de aceptar el llamado a la aventura, cual héroe de las mil caras, el equipo se enfrentaba al primer obstáculo: lograr que 8 personas, el equipo técnico (los fierros pues), vestuario y alimentos cupieran en nuestra camioneta-transporte, considerando que en ella 6 personas ya viajan bastante apretadas. Después de varios intentos, superamos  el objetivo de empacarnos cual peces enlatados, al estilo del autosardina de cierto parque de diversiones que algunos recordarán. 

Pasaron varias horas de carretera y finalmente el equipo llegó a la cabecera municipal de Cedral. Ahí pernoctamos durante el viernes en casa de familiares de nuestro productor, invadiendo los cuartos de la casa de sus abuelos. Cenamos unos anhelados tacos y finalmente nos fuimos a dormir.


El sábado por la mañana la compañía, con todos sus integrantes desmañanados, llegó al municipio fantasmagórico del Altiplano potosino, que en esta época no tiene nada de fantasmagórico. 

Para los que tenemos la fortuna-desgracia de vivir en ciudades, además del privilegio y  tesón de realizar proyectos audiovisuales,  muchas veces suponemos que municipios y pueblos pequeños son silenciosos, ideales para quien realiza el sonido directo de un proyecto como PEYOTE. Sin embargo no hay nada más equivocado que esa supocisión. En realidad, nuestro planeta no es silencioso. Una aparente obviedad que en realidad no lo es (la vida está llena de ironías, qué le vamos a hacer). 


Añadamos que Real de Catorce no es un pueblo tranquilo. Vive del turismo y en consecuencia hay personas con coches, motos, willies y hasta caballos ruidosos que interrumpen a cada momento producciones pequeñas y sin presupuesto para mantenerlos en silencio por algunas horas.

Iniciamos grabación con un poco de frío matutino, mientras nuestro productor se encargaba de  reservar habitaciones para el crew en uno de los hoteles del pueblo y conseguía unas gorditas para el desayuno. Cabe precisar que el lugar donde nos hospedaríamos esa noche no aceptaba hacer reservaciones con anticipación. La razón sigue siendo un misterio.

La grabación en Catorce estaba amenazada de lluvia, pero afortunadamente el primer día de trabajo en ese lugar el clima fue un aliado de la producción (cero puntos en contra para el servicio meteorológico). Hubo sol y, ahora sí, a diferencia del primer fin de semana de grabación,  todos usamos bloqueador solar y mantuvimos nuestra piel resguardada, aperentemente, de los rayos del sol.

Una de las anécdotas interesantes fue que repitiendo una escena en la que Pablo, el personaje interpretado por Joe Diazzi, corre por una de las calles  y salta sobre la cámara, el actor sufrió una lesión en uno de sus talones. La lesión que se mantuvo presente por varios días y preocupó al equipo de producción. Afortunadamente el tiempo y la resistencia de nuestro actor ayudó a que ésta sanara y no pasara a mayores.

Grabamos en algunas calles de Catorce, en el cementerio, en un cerro y frente al tunel O’garrio, entre otras locaciones. Nuevamente corrimos con un poco de suerte: para la última escena a grabar ese día necesitábamos de un camión, de esos que traen y llevan gente al hermoso pueblo de Catorce, y cuando parecía que el último había partido, de la oscuridad del tunel emergió el transporte anhelado, cual envío divino a nuestra producción. Sin miramientos y cual ralizadores de cine documental, director y fotógrafo no desaprovecharon la oportunidad y obtuvieron su escena, corriendo para acomodar el encuadre y casi obligando al conductor a esperar algunos minutos más para realizar la toma. Todo en un sólo tiro por las premura del enfurruñado chofer.  


Finalmente se concluyó con el plan de grabación de ese día y se resguardó del frío de la noche en el  frío hotel (que la vida esta llena de ironías, insisto) donde el agua caliente apenas si salía tibia, como lo constatamos los que cruzamos el umbral de la regadera y sí nos bañamos, quitando de nuestros cuerpos el polvo, sudor, bloqueador y cansancio del día.

Una nueva jornada nos aguardaba con sorpresas y ahora sí medio punto en contra para el servicio meteorológico, pero eso ya se los estaremos contando. Sigan al pendiente que PEYOTE continúa de viaje. 



Texto de Juan Manuel Ramírez García




jueves, 26 de julio de 2012

ENTRADA 4: Crónica del segundo día

Entre rayos de sol y cerveza.
 
Concluyó pues, el segundo día de grabación y esta vez parecía que iba a ser más tranquilo el asunto en virtud de que Cerro de San Mordor (y es que así de hostil se sintió Cerro de San Pedro el día anterior) no sería ahora el escenario del día. Ahora sería en la ciudad, en plena ciudad, en un pequeño parque de juegos infantiles bastante particular, con una pequeña rueda de la fortuna al centro, rodeada de los ya conocidos columpios y algunas bancas pequeñas de madera, que para ser honestos muchos de nosotros ni siquiera conocíamos a pesar de ser relativamente céntrico. Cuestión curiosa, ya que se encuentra acaso a una cuadra de unos muy conocidos tacos a los que después de la fiesta muchos solemos ir por ser de los pocos abiertos a deshoras, ahí, justo en una esquina cercana a la estatua del general Jiménez.




¡Pero no! No por ser en la ciudad sería menos complicada la situación, quizá no habría viento helado o polvo mordaz, no obstante tal locación podía convertirse en la peor pesadilla de un sonidista. Y en efecto, por un momento se convirtió en tal, pero eso lo narraremos más adelante. El punto es que caímos en cuenta de que la producción cinematográfica en set es como la economía. Es decir, volátil e impredecible. Todo en función de variables cambiantes de las cuales a veces está presente una y en ocasiones otra, generando en consecuencia peripecias de carácter diferente cada vez. Por ejemplo, en este segundo día ya no habría que caminar por terreno accidentado ni entre nopales espinosos, pero ahora teníamos que lidiar con los curiosos y con los incontrolables decibeles de la ciudad. 

No faltó la señora curiosa preguntando que si éramos topógrafos venidos del municipio que estábamos tomando medidas para ahora sí arreglar la calle. ¿En verdad una cámara fotográfica puede confundirse con una de esas cosas que usan los topógrafos nada más por el tripié? (nos disculpamos, no hubo tiempo de averiguar el nombre del aparato).

Lo primero fue el encuentro que tienen los personajes en la historia, el momento en que se conocen y que empatizan. La directora de arte, junto con el productor, consiguió un par de elotes para la escena. Pablo (interpretado por Joe Diazzi) saborea en la historia un elote preparado con crema, queso y chile en polvo, pero por la hora y la dificultad para encontrarlo, lo que llegó a sus manos fue un elote crudo, preparado, pero crudo. Interesante mezcla de granos duros cubiertos de todos los ingredientes del elote tradicional.

A decir verdad, las primeras cuatro horas de la mañana en ese jardín de juegos transcurrieron sin mayor problema, sin embargo la ciudad no dejaría ir esa mitad del día sin hacer de las suyas. Para eso convocó a uno de sus titanes en un afán por complicarnos la última escena de ese lugar. Invocó a aquel cuya forma me recuerda a un chuleta de caricatura de Bugs Bunny: el Auditorio Miguel Barragán.

Aquel coloso conjuró a uno de sus hechizos conformados por jugadores de futbol y sus respectivos romanceros, quienes no tardaron en hacer sonar sus tambores que si bien no eran de guerra, nos incitaban a ella al contaminar la pureza del registro de nuestro sonido. Gritos, porras, recordatorios a la madre y un narrador sin talento para tal cosa, llegaban con claridad a nuestro set a pesar de los quizás trescientos metros de distancia. No había nada qué hacer, ni nuestro propio titán protector, Críos, podía llevar acabo sortilegio alguno que acabara con aquel pernicioso ruido. Además la precariedad de nuestra producción no podía prescindir de ningún elemento para ir a hacer algo al respecto y aún si hubiéramos enviado a alguien ¿qué podría hacer ante una multitud como aquella? Sería como un David ante una centuria de Goliats.

Afortunadamente era el último plano de la locación, así que decidimos de todos modos llevarlo a cabo intentando aprovechar los breves lapsos en que los sonidos del Barragán se apaciguaban. Afortunadamente el cine es pura magia y en efecto tiene hechizos de contraataque para estos conjuros, para éste caso, el hechizo del doblaje. De ser necesario tendremos que recurrir a él para esta y otras “maldiciones de locación” que seguro vendrán.

Llegado el medio día y tras haber finalizado algunas escenas más en calles aledañas, donde falta de presupuesto el productor, directora de arte, fotógrafo y hasta el director hicieron su pequeña aparición en cuadro en lo que fue una improvisada taquería (ya la conocerán), regresamos a nuestro centro de reunión que a la vez es una de las locaciones en donde se grabaría el resto de los escasos interiores de esta película. Previamente habíamos dejado montadas las luces, sólo sería cuestión de hacer ajustes una vez que se tuviera emplazada la cámara. Pero antes ¡La comida! …

Esta vez fueron gorditas lo que la madre de nuestro director nos tenía preparado. Nos supieron a gloria ya que, una vez más, los cereales y demás comida sana de la mañana no habían proporcionado las suficientes calorías que un ritmo de trabajo como éste requiere, mucho menos la sensación de lleno que un buen manjar bien servido debe provocar para recargar las energías. Media hora después, procedimos a grabar.


De lo que se grabó en aquellas locaciones no podemos decirles gran cosa, pues es quizá de las secuencias más importantes en cuanto a la consolidación emocional de los personajes con respecto de lo que la trama de Peyote propone. Lo que sí les puedo contar es que nuestro productor casi muere a manos de nuestro actor Joe, pues en una de sus pasionales actuaciones dejó caer un vaso de vidrio que voló en mil pedazos, lanzando a uno de ellos (considerablemente grande) en dirección a la yugular de quien ya dijimos. Por fortuna sostenía un rebote de luz mientras estaba agazapado junto al límite del encuadre y el rebote sirvió como escudo. ¡Vaya susto! Lo tenemos registrado, ya lo verán en los bloopers.

Otra de las situaciones recordables  es que durante la escena los personajes beben varias botellas de cerveza, y no era de esperar que el equipo de producción decidiera ayudar con el proceso de vaciado. El único que no sufría del calor provocado por las luces fue uno de los actores, ya que rondó por el set utilizando solamente su ropa interior, justificando su desnudez con la historia.


Ese segundo día de rodaje todos terminaron con la piel irritada por el fuerte sol de la mañana. A pesar de los litros de bloqueador nada detuvo a los rayos que dejaron un tono de bronceado parecido al de haber realizado un viaje a la playa.

Al final el día terminó satisfactoriamente, para descubrir en la semana que la escena más importate dentro de la locación del hotel tenía un fallo que era imposible de solucionar y que había que volverla a grabar en el siguiente fin de semana de trabajo. Pero eso lo podrán leer en la siguiente entrada, mientras tanto sigan al pendiente y si deciden pasar varias horas bajo el sol, no olviden que un buen bloqueador, unas sombrillas y un sombrero les pueden salvar la piel y de paso librarlos de la picazón y el ardor de la semana.

Agradecemos el tiempo que te tomas para leer nuestras crónicas y te aseguramos que muchas sorpresas y sucesos están por venir para ser narrados y cada vez está más próximo el proceso de postproducción.  SALUDOS.




cerveza.
(Del celtolat. cerevisĭa).
1. f. Bebida alcohólica hecha con granos germinados de cebada u otros cereales fermentados en agua, y aromatizada con lúpulo, boj, casia, etc.


Fotografías de Sabdyel Almazán y texto de Ulises Castillo

jueves, 19 de julio de 2012

ENTRADA 3: Crónica del primer día


Aquí les compartimos paso a paso el primer día de grabación.


Día 1.
El plan de trabajo comenzó a las 7 de la mañana, el equipo de producción estuvo levantado y reunido en la que sería después una de las locaciones de la historia, pero que en general ha venido funcionado como punto de encuentro.


Productor, directora de arte, director de fotografía, sonidista, asistente de producción, uno de los actores y director estaban listos para comenzar. Todos dentro de una camioneta Voyager 2001, apretujados entre sacos de arena (que más que sacos son costales), tripiés, telas, utilería, alimentos, vestuario y equipo técnico.

En una de las calles de la ciudad de San Luis Potosí se dio el primer "acción" de esta historia y de ahí en adelante se fueron encuadrando esquinas, muros con graffitti, rejas, pavimento y fachadas de la ciudad por las que uno de los personajes transita en la historia.

Después vino el primer interior. La locación se encontraba cerca de las calles que se eligieron durante el scouting. Sin embargo, el tiempo reducido, el calor y el proceso de iluminación fueron alentando el ritmo del primer día, ya que había que grabar momentos distintos de la historia, algunos ocurren durante el día y otros durante la noche. Los sets dentro de la locación eran el cuarto de un adolescente, la sala y la cocina de la casa del personaje.

Toma uno, toma dos, toma tres... toma doce y el tiempo corría entre textos de Dragon Ball Z y figuras de animación que le daban vida a la habitación.

Pasadas las dos de la tarde vino el corte a comer y una pausa detuvo la producción para dar  paso a las pizzas.

NOTA: Hasta ese momento el productor 
anunciaba el plan de trabajo con una hora de retraso.

Después de los sagrados, y apresurados, alimentos, el equipo cambió el paisaje citadino por las líneas de la carretera, las cuales se dibujaban lentas por el tráfico y acentuaban el retraso. Posteriormente vinieron los espacios abiertos enmedio del desierto en el municipio de Cerro de San Pedro. Cobijados por el fuerte sol, el polvo y la falta de sombra se inició la segunda parte del día.

La directora de arte sustituyó la limpia apariencia de nuestro personaje por un joven empolvado y sucio. El sonidista se enfrentó al primer reto del día; el viento intenso e insesante del desierto.

Las condiciones climáticas afectaron la grabación, el frío comenzó a caer junto con la tarde y el crew completo comenzó a resentir el cansancio. El plan de trabajo se logró con algunas improvisaciones para hacer frente a la situación adversa y el primer día  terminó enmedio del sol, la tierra, los nopales, el peyote y el viento extremo del desierto potosino.



Sin embargo, el equipo no se imaginaba que grabar en esas condiciones había sido tarea fácil frente a lo que venía al día siguiente. No estábamos del todo preparados para los ruidos de la ciudad, el tráfico, un festival y sus gritos. Una escena que se tendría que regrabar se aproximaba, pero todo eso en la siguiente entrada, sigan al pendiente de este viaje que cada vez se pone más emocionante.

Aquí les compartimos unas imágenes del inicio de esta grabación. Los invitamos a seguir atentos.






Alimento principal del día: Pizza 
Pan plano horneado, cuya base habitualmente es elaborada con harina de trigo, 
sal, agua y levadura, y generalmente cubierto de queso mozzarella, 
salsa de tomate u otros ingredientes. 
Su popularidad ha hecho que se extienda por todo el mundo 
en una infinidad de variantes.

Texto de Sabdyel Almazán
Fotografías de Antonio Aguilar Guerrero, Sabdyel Almazán y Stills Peyote

lunes, 16 de julio de 2012

ENTRADA 2: Primero lo primero


Aquí está la segunda entrada de este blog. Lista para contarles que los comienzos traen consigo no sólo grandes alegrías sino también grandes retos. En la filmación de PEYOTE las cosas no fueron distintas. En cada publicación les iremos contando el proceso del rodaje, el día de mañana la crónica del primer día. Pero primero lo primero.

Una pequeña sinopsis de la historia:

Pablo, un adolescente tímido y de vida estable, conoce a un hombre diez años mayor que él. Juntos emprenderán una aventura al desierto. Sin embargo, su viaje los confrontará entre sí y los obligará a tomar decisiones que cambiarán el rumbo de sus vidas.

Concluyó el primer fin de semana de filmación y lo logramos. El plan de trabajo fue ambicioso, pero se concretó el primer tercio del rodaje. Y es que realizar un largometraje en seis días suena de locos, pero así es como se debe de estar cuando se quiere hacer cine, casi dementes. Afortunadamente lo estamos. También hay que tomar en cuenta que hacer cine no significa, ni requiere de exhibir, el exuberante aparato de producción clásico que la hermana más joven de la gran pantalla –la T.V.- ha esculpido y vendido como paradigma, no por lo menos en ésta época donde las tecnologías digitales se han convertido en la madrina subsidiaria de quienes buscamos ejercer el séptimo arte pero aún estamos fuera de la burbuja que controla dicha industria.


Quede claro que no estamos fantaseando ni haciendo cine al ahí se va. Simplemente estamos trabajando bajo una premisa en la que creemos:

La clave para hacer cine independiente está en cuidar la concepción de la historia, es decir, el guión…

Tomando en cuenta a los personajes. Que no sean muchos ni físicamente complicados.

Considerando las locaciones. No todo tiene que narrarse entre paredes (o precintos espectaculares) y por ende requerir de watts y más watts de iluminación y aparatos que cuestan dinero.

Encontrando una premisa atractiva. A veces un tema específico puede llegar a ser más interesante que Bruce Willis destruyendo un helicóptero con un automóvil que hizo elevar  con una guarnición de cemento.

Un plano secuencia bien practicado, sencillo pero profundo, puede ser más narrativo que treinta encuadres o emplazamientos que requieren de mucha más logística y tiempo…

… y como esas muchas más.

El guión de “PEYOTE” atiende, entre otras, a las premisas anteriores y es por eso que está siendo posible su realización:

El pasado fue un fin de semana en el que con el esfuerzo conjunto de Joe Diazzi (Protagónico), Carlos Luque (co-protagónico) Omar Flores (Director y guionista), Sabdyel Almazán (Dir. de Fotografía y co-guionista) Ulises Castillo (Productor y Asist. de dirección), Juan Manuel Ramírez (Sonidista), Mariana Castillo (Directora de Arte, vestuario y maquillaje), Antonio Aguilar (Jefe de producción y Asist. de iluminación) y Marcela Contreras (Continuista y 2a Asist. de Dirección) se logró sacar a flote la primera parte de esta producción.

Como suele acontecer en la logística  cinematográfica, esta primera etapa de rodaje implicó un par de llamados en los que no estuvieron ausentes los imprevistos y en donde ese demonio latente e invisible llamado tiempo amenazó en todo momento con escaparse. Pero como se dijo al principio, ¡lo logramos!, concretamos exitosamente el primer tercio de esta película.

A muy grandes rasgos, éste es el resumen de los acontecimientos:

Por la mañana del sábado las calles de la colonia Himno Nacional fueron cordiales y el trabajo fluyó como debía. La luz era agradable, las casas nos ayudaban a cortar la luminiscencia natural para así hacer una fotografía como el cine lo demanda. La segunda parte de la mañana significó sin embargo el cuello de botella que desató esa adrenalina creativa que sólo en el cine independiente se puede sentir, pues los interiores no fueron tan condescendientes como su contraparte. La tripa rugió mucho antes de que pudiera ser alimentada y los tentempiés de la mañana no habían sido suficientes para amilanar los rugidos de nuestros vientres. Finalmente comimos para así cargar las pilas que se necesitarían en la siguiente locación….


…Cerro de San Pedro, que nos recibió con su quemante sol para más tarde extraditarnos de sus dominios con su desgarrante y gélido viento.

La historia del viaje comienza a tomar forma tangible, las vidas de Pablo y Marco (los personajes de “Peyote”) se han cruzado. Lo que acontecerá a continuación lo descubrirás cuando éste orgulloso proyecto se concrete, mientras tanto podrás mitigar la ansiedad de conocer el desenlace de éste largometraje potosino aquí en  nuestro blog. Sigue al pendiente, lo que viene son las crónicas de un rodaje anunciado. Con detalles del día a día de la grabación.

¡No dejes de hacerlo! Sé parte de éste proyecto…


Texto de Ulises Castillo
Fotografías de Antonio Aguilar Guerrero y Sabdyel Almazán